martes, 11 de noviembre de 2014

El idealista

Nació en un pequeño pueblo, alejado de la ruidosa y contaminante ciudad. Fué un parto natural, sin complicaciones para la madre ni para el niño, y en un ambiente familiar y acogedor.
Pronto daba sus primeros pasos, decía sus primeras palabras, y jugaba con sus juguetes. Creo que nunca se cayó, ni se hizo sangre, ni se le rompieron sus queridos objetos.  Se crió en una buena casa, pues era una familia solvente y adinerada. Pasan los primeros años de su infancia en un ambiente reconfortable, padre y madre en un matrimonio unido y platónico, lo criaron como dios manda, educado en la religión Cristiana, amigo de sus amigos, era un niño sociable que no tenía problemas para relacionarse con sus amigos, pues era un chaval simpático, amigo de sus amigos, lider nato de la pandilla, aclamado por muchos y necesitado por otros, el primogénito de una familia de bien.
Llegan los primeros años de su pubertad y comienzan los primeros filtreos, con las adolescentes mas guapas de su aula y clases contiguas, pues era de tez morena al mismo tiempo que de cabello rubio y ojos azulados. Deportista destacado cosechó triunfos en disciplinas varias, a la vez siempre respetando el fair-plair. Avanzada su adolescencia, salía con sus amistades por la capital mientras ampliaba su ya madurado vagaje de lindas mozas saladas. Creo que, ni siquiera tenía resaca los Domingos, por lo que acudía con sus familiares a la Iglesia como buen feligrés, tras esto una copiosa comida familiar donde sus padres y abuelos se enorgullecían de su primogénito.
Llegan los primeros años de universidad donde se traslada a la capital para estudiar Empresariales, por las mañanas acudía a clase donde nunca bajó del sobresaliente, y por las tardes entrenaba la natación donde era el mejor, continuó el transcurso de unos años de absoluta plenitud personal y sentimental
Ni corto ni perezoso el último año de carrera encontró a la que sería la mujer de su vida, se casó con su amor idílico, y tras esto encontró un gran trabajo de lo que le gustaba y en lo que era el mejor.  Se fueron a vivir a un chalet con piscina donde tuvieron unos hijos estupendos y de los que disfrutaron de verlos crecer
Asumió la muerte de sus padres con tristeza pero naturalidad. Los años pasaron, vacaciones, fiestas, amigos... socialista por naturaleza y colaborador de ONGs, nada quebrantó su paz mientras envejeció junto a su mujer y sus cada vez más crecidos y esveltos hijos.
Ya era un hombre jubilado que disfrutaba de una pensión agradecida, hijos estupendos y nueras cocineras que lo ayudaban a pasear.
Disfrutó de sus nietos en su vejez, tras un trabajo bien hecho, y ya sin nada en el tintero de la vida, una soleada mañana del día del señor, su corazón dejó de latir, dormido y sin dolor. Fué un entierro llorado por muchos, la iglesia abarrotada, recibió sepultura cristiana
-Interesante...
-¿lo conociste?
-No
-Yo tampoco

Zabalza Zaballa el pedagogo

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